lunes, 17 de junio de 2013

Jornada 2013 Hospital Álvarez

jueves, 5 de mayo de 2011

Adolescencia: "Un duro padecer"

La adolescencia: un duro padecer.

La adolescencia es un difícil camino que el ser humano debe recorren. En esta etapa comienzan procesos que son invisibles a los ojos de la gente, y que conllevan un gran padecimiento psíquico.
El adolescente comienza a hacer un duelo por el cuerpo infantil. El cambio físico que se produce con el desarrollo hormonal es muy rápido y el adolescente no posee todavía la capacidad psíquica para hacer frente a esta nueva imagen que le devuelve el espejo. Debe modificar la imagen que tenía de sí mismo por una nueva. Es común ver que los adolescentes se vuelven torpes: se chocan con las cosas, se tropiezan… porque todavía no tienen incorporadas las dimensiones y la coordinación de su cuerpo.
Muchas veces este duelo que hay que hacer y la aceptación de esta nueva imagen no se producen de la manera esperable y conllevan la aparición de patologías psicológicas como los trastornos de alimentación.
Este cambio hormonal también trae consigo una oleada de estímulo sexual, para el cual el adolescente tampoco está preparado y no sabe que hacer con él. Esta tensión sexual insatisfecha debe encontrar alguna forma de descarga que puede tomar las siguientes formas: comer y tomar en exceso, dejar de comer, fumar, escupir, empujar, golpear, el desorden, placer por estar sucios, exhibicionismo, el placer por mirar, la curiosidad… También es común observar que los adolescentes tienen ataques de risa y de llanto.
Por otra parte ese sujeto que está entrando en la adolescencia trae consigo una dependencia de los padres de los cuales ahora tratará de separarse y diferenciarse. Este es el pasaje de la endogamia a la exogamia. Aquí podemos observar lo que comúnmente la sociedad define como la rebeldía adolescente. Veremos a los jóvenes pelearse con los padres, tener una actitud oposicionista con los mayores, conductas que suelen preocupar y enojar a los adultos, pero que es esperable para un desarrollo normal de ese individuo. En este proceso es muy importante el grupo de pares. En esta etapa suelen darse disputas entre padres e hijos por las salidas con amigos o primeras parejas.
Los primeros noviazgos suelen ser también tema de conflicto. Los padres generalmente argumentan que sus hijos son muy chicos para ponerse de novio, otras veces están en desacuerdo con la persona elegida. Lo cierto es que a los padres también les cuesta desprenderse de sus hijos y también tendrán que emprender un duelo por sus hijos que están dejando de ser niños. Estás primeras relaciones no suelen ser duraderas. Con ellas el adolescente comienza a explorar y construir un “objeto” de amor por fuera de su familia, que en el futuro le posibilitará una elección de pareja estable.
Por otra parte el adolescente está construyendo su identidad, y este proceso lo realiza con el apoyo y la guía de los adultos que forman parte de su contexto. Por lo tanto necesitan que los adultos le transmitan valores, ideales, modelos…
En la cultura actual hay una decadencia de los valores del esfuerzo personal, el trabajo, la limitación de los impulsos, la espera y la paciencia, la trasmisión de ideales, el pensar en un futuro. Mientras que proliferan los mensajes de la satisfacción inmediata de los impulsos, la diversión, que el ser pasa por el tener cada vez más objetos, la imagen, y la trasmisión de goces y de placeres. Predominio del placer por sobre el pensar. En este contexto es que muchos adolescentes caen en el alcoholismo y las drogas.
En muchos adultos, hoy en día, circula la idea de que autoridad es autoritarismo, y que es preferible el “liberalismo”, que los chicos elijan según su “deseo”, sean “libres”. Así predomina la falta de límites y la desorientación, los adolescentes no saben que hacer con tanta libertad; ya que ellos necesitan que los adultos los guíen y les transmitan ideales por los cuales luchar y vivir, y les ayuden a construir un proyecto de vida de cara al futuro.

Lic. Silvana Toscano

El aprendizaje del control de esfinteres

El aprendizaje del control de esfínteres.

Previo al aprendizaje del control de los esfínteres es necesario que el niño llegue a un nivel madurativo que debe darse biológicamente. Pero la madurez biológica no alcanza por si misma para lograrlo, debe darse una enseñanza por parte de los padres.

El control de la vejiga y del intestino se da en tiempos diferentes y conllevan diferentes aprendizajes. El control de los intestinos se desarrolla antes que el de la vejiga, alrededor de los 2 años.

Una situación útil para aprovechar es cuando el niño suele tener un horario del día para evacuar, ya que esto les permite a los padres anticipar el momento e invitar al niño al baño.

En el momento que rodea la evacuación suelen aparecer ciertos signos (movimientos que hace el niño, posturas, olores) que los padres pueden aprovechar para comunicarle al niño que es tiempo de ir al baño. Luego el niño irá asociando los movimientos internos con las ganas de hacer caca, e irá incorporando la costumbre de pedir ir al baño.

En el mercado hay distintos productos para que el niño aprenda a ir al baño: Inodoros pequeños, tablas adaptables. Es recomendable ir variando los instrumentos para la evacuación, ya que si el niño se acostumbra a hacer caca solamente en su inodoro, puede que esto le traiga problemas para evacuar cuando se encuentra de paseo o de visita en otra casa y no tiene a su alcance su inodoro.

Es necesario que los padres muestren al niño una actitud despreocupada con respecto al control de esfínteres. Es importante que muestren alegría cuando el niño pide ir al baño, y que lo feliciten; y que no presten demasiada atención ni preocupación cuando hay accidentes. No son recomendables en los casos de accidentes: los castigos, los retos, los enojos, los encierros en el baño; ya que estás actitudes asociarán a la evacuación en el baño con ansiedades, angustia y momentos displacenteros. Estas actitudes por parte de los padres sólo consiguen complicar y retrazar el proceso de aprendizaje.

Con respecto al control de la vejiga, suele darse primero el control diurno y posteriormente el control nocturno. Un signo de que el niño está preparado para el aprendizaje es cuando pasa más horas sin mojarse o cuando no se hace pis durante la siesta. Uno de los métodos para la educación del control de la vejiga suele ser invitar al niño a hacer pis cuando a pasado varias horas sin mojarse. En cuanto al control nocturno, los padres pueden llevar al niño al baño antes de acostarlo y despertarlo antes de que ellos se vayan a dormir.

Juega un rol muy importante en este aprendizaje la imitación. Los niños quieren hacer igual que mamá y papá. Con los niños puede llevarse un banquito al baño para que el niño, sujetado por sus padres, se suba y pueda orinar parado como su Papá.

Cabe destacar que son comunes los accidentes una vez alcanzado el control esfinteriano. También son comunes las recaídas en momentos de enfermedad, o de situaciones familiares que puedan causar angustia o ansiedad al niño. El infante puede manifestar sus conflictos emocionales a través del retroceso en esta adquisición. El nacimiento de un hermanito también suele conducir a los niños a estas regresiones.

Es necesaria la consulta a un médico y a un psicólogo en caso de que la incontinencia esfinteriana persista después de los 4 o 5 años.

Lic. Silvana Toscano

Referencias bibliográficas:

- Stone y Church: “Carasterísticas del Deambulador” Capítulo 5.

lunes, 28 de junio de 2010

La Angustia

La angustia.
¿Quién no ha sentido angustia alguna vez? ¿Quién no ha tenido que lidiar con ella?
La angustia se manifiesta de diferentes maneras: a veces pasamos por períodos de tiempo en que nos sentimos angustiados y no sabemos porque, otras veces esta angustia puede esconderse detrás de síntomas psicológicos; como ataques de pánico, fobias, trastorno obsesivo compulsivo, enfermedades psicosomáticas, depresión etc.
En algunas personas se puede manifestar en conductas adictivas e impulsivas; aquí nos encontramos con personas que para no pensar en su sufrimiento, para no angustiarse, se “resguardan” en el alcohol, las drogas, la comida…
Existen personas que se encuentran todo el tiempo realizando actividades: trabajan todo el día, van al gimnasio, compran compulsivamente, tienen mucha vida nocturna: boliches, after office, bares, reuniones con amigos… Aquí el propósito es el mismo: no encontrarse sólo con uno mismo, no parar a pensar, no angustiarse.
Todos estos trastornos psicológicos son modos de defendernos de la angustia. El problema es que estas formas de defendernos no son adaptativos, ya que en algunos casos tratamos de reprimir la angustia generando síntomas, en otros tratamos de evadir el sufrimiento anestesiando nuestros pensamientos. Pero en ningún caso estamos enfrentándonos con lo que nos pasa, simplemente tratamos de taparlo de una u otra forma.
A veces nos pasa que para no reparar en aquello que nos angustia desplazamos el afecto a otro ámbito de nuestra vida y por ejemplo nos enojamos por cualquier cosa sin entender porque, estamos de mal humor, lloramos por hechos que a simple vista nos resultan “tontos”.
La angustia también puede tomar la forma de la inhibición y los trastornos sexuales, en este caso nos encontramos con personas que consultan porque no pueden estudiar, no pueden conducir, no pueden trabajar.
En el consultorio se escucha frecuentemente que los pacientes dicen:”no sé porque me pasa esto, no tengo motivos para estar mal”. Quizás es justamente el hecho de creer que no tenemos razones para estar tristes, el hecho de no permitirnos angustiarnos por lo que nos pasa lo que lleva a nuestra mente a manifestarlo de cualquiera de estas formas posibles.
El propósito de la terapia es enfrentarnos realmente con aquello que nos angustia y resolverlo de manera que no nos trabe en el camino de nuestros proyectos. La idea de la terapia es facilitarnos el camino y acompañar el proceso.

Lic. Silvana Toscano

miércoles, 9 de junio de 2010

Entrecruzamiento del discurso psicológico y del jurídico en el tratamiento de la drogadicción.

El rol del psicólogo en el tratamiento de la drogadicción consiste en evaluar, diagnosticar, dar tratamiento, además de responder a los requerimientos de la ley ya que su actividad está enmarcada en el ámbito jurídico, por lo cual es imprescindible que el psicólogo tenga amplio conocimiento jurídico de la práctica.
Dado que los pacientes tienen la obligación por ley de realizar tratamiento psicológico, el profesional se encuentra con una serie de dificultades como ser: la falta de demanda de tratamiento y la no conciencia de enfermedad. Entonces el primer objetivo del psicólogo será generar una demanda de tratamiento para que luego pueda surgir en el sujeto alguna pregunta acerca del porqué de su adicción.
Es importante analizar la posible co-ocurrencia de una intencionalidad latente de la ley en cuanto a la drogadicción. Si el objetivo es la readaptación social, como se aboga, se debería proveer a las instituciones encargadas del tratamiento de los individuos con adicción (derivados por el juez) de los instrumentos adecuados y de un equipo interdisciplinario. En muchas de las instituciones que tratan esta problemática los profesionales no poseen edificio propio, no tienen presupuesto y tampoco asistente social, por ejemplo. Podemos pensar que el objetivo implícito de la ley sería, separar al que consume, ya que este queda estigmatizado y excluido del sistema laboral. (…)“dividir lo productivo de lo improductivo (…) uso discriminante de todo elemento (…) que pueda ser un estorbo al ritmo productivo”, en nombre de salvaguardar el orden público, el bien común de: los “sanos”, “buenos ciudadanos”, “los normales”. Hecho que se promueve al aplicar el código civil 482 que implica “riesgo para sí mismo o para terceros”.
El discurso jurídico relaciona en forma indirecta el consumo de drogas con la actitud delictiva por parte de los sujetos, lo cual se trasluce en la penalización del consumo personal de drogas a partir del año 1989. La ley legitima la marginalidad. Además penalizándolo se transforma a la víctima de la adicción en culpable, y
Luego: culpable = delincuente. La ley no tiene para el sujeto que consume una función protectora (como dice el código 482 del código civil) sino represiva y discriminante. Como dice Foucault la reforma de la ley es una estrategia, no para responder mejor a las necesidades de la sociedad sino para que el castigo sea “más regular, más eficaz, más constante”. Con la última reforma de la ley sobre el consumo personal no se han hecho grandes cambios, a mi modo de ver, ya que si se encuentra a una persona consumiendo por la calle, esto es penado por la ley.
De todas formas la ley también responde a los pedidos de los ciudadanos quienes (“por la idea de venganza que está en todos nosotros”) piden mayor sanción, “mano dura” para los que delinquen.
Por otra parte, el discurso jurídico separa, recorta al individuo que consume del contexto socio-cultural que lo produce y facilita; (como si se produjera por sí mismo); en vez de situar a la problemática de las adicciones en aquel contexto que lo provoca, para luego analizar los diferentes factores que influyen y lo determinan.
En las instituciones encargadas del tratamiento de las personas adictas para saber si el individuo es adicto o iniciador los mandan a hacerse una rinoscopia al cuerpo médico forense. En esto podemos ver como el discurso médico-científico sirve de justificación a la ley, los cuales de esta forma se basan en la “verdad” de la ciencia para guiar sus procedimientos. Esto también podemos observarlo en la premisa de algunos marcos teóricos psicológicos que sostiene que tanto la drogadicción como el alcoholismo no se curan, quedando el sujeto estigmatizado luego del tratamiento, como un adicto o alcohólico recuperado.
Otra cuestión importante en las políticas de salud mental es la prevención. La misma no se trata de enseñarle a un sujeto que consume lo mal que le hacen las drogas, sino de develar la realidad que no quiere ver, que le resulta intolerable y por lo cual consume. No para que se adapte de forma acrítica y sumisa a la misma, sino todo lo contrario: para que desarrolle una conciencia crítica, un conocimiento de las necesidades tanto individuales como sociales y pueda tomar una actitud participativa, de integración y de pertenencia, lo cual estaría asociado con la salud mental.

Licenciada Silvana Toscano.